Expertos del mundo vitivinícola nacional se reunieron en el Restaurante Vinolia para catar Keóken, vino cuyo origen se encuentra en la Patagonia chilena, y que es desarrollado y producido por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
Catadores y periodistas dedicados al mundo del vino se congregaron en el restaurante Vinolia para probar la producción 2021 de Keóken, el embotellado más austral del planeta, ayer 12 de enero. El evento, que fue organizado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), tuvo como objetivo presentar oficialmente esta innovación proveniente de la Región de Aysén, el que, entre otros aspectos, tiene por objetivo ampliar el panorama de opciones productivas (frutícolas) de la zona para generar nuevas alternativas de desarrollo para dicho lugar del país. Los invitados tuvieron la oportunidad de catar Keóken en dos versiones: Pinot Noir en tinto y Chardonnay en vino blanco.
“Para INIA es un orgullo presentar este vino, que es el más austral del mundo. Un vino patagónico con características propias, por lo que representa y entrega un producto con valor agregado proveniente de la región de Aysén y para la industria vitivinícola del país”, comentó Pedro Bustos, director nacional de INIA.
“En el caso de INIA, como es una institución de investigación, nosotros damos el primer paso y acompañamos en el escalamiento comercial, , para ello nos asociamos o vinculamos con agricultores. Son ellos los que tienen que hacer el desarrollo comercial. Este proyecto ha sido apoyado por FIA, donde hemos logrado incorporar con éxito a agricultores locales”, señaló finalmente.
Keóken y su origen
Keóken, concepto que proviene de la lengua Tehuelche y que se significa “amanecer”, nace con un objetivo de innovación de INIA para impulsar el desarrollo de viñas en la Patagonia con un vino que se luce y posiciona como el más austral del mundo, al ser elaborado y embotellado en la latitud 46°32′ Sur.
“Keóken es el vino más austral del mundo gracias a su origen y ubicación en Chile Chico. En cuanto las características en sí, la zona de Chile chico y algunas localidades que bordean el Lago General Carrera, hay un microclima que permite que las parras lleguen a madurez total, pero solo con las variedades que tienen un ciclo de desarrollo corto, que son las que elegimos para el proyecto”, recalcó Marisol Reyes, investigadora del proyecto y enóloga de INIA.
Durante el año 2014 INIA comenzó con la investigación para extender la oferta de la viticultura nacional hacia el sur austral. Posteriormente en 2016, la enóloga e investigadora de INIA Marisol Reyes y Diego Arribillaga, investigador del Instituto, plantaron ocho variedades en La Araucanía y Chile Chico, siendo esta última localidad donde se creó Keóken, producido y embotellado en origen por INIA Tamel Aike.
El equipo de trabajo de vides y frutales del centro regional INIA Tamel Aike es el primero en producir vinos en la Patagonia chilena, bajo condiciones de alta ventosidad y bajas temperaturas, pero con la ventaja de tener noches frías y largos días soleados en verano más la moderación que entregan las turquesas aguas del lago General Carrera, lo que ha permitido generar un producto sin igual y de alta calidad. Esto ha derivado en la elaboración de vinos de distintas cepas, de las que se presentan las más prometedoras: Pinot Noir y Sauvignon Blanc, que habían sido envasadas anteriormente, y a las que hoy se suma Chardonnay.
El futuro de Keóken
En los próximos años, los investigadores de INIA esperan avanzar en el manejo de los viñedos y la elaboración de vinos, que cada año presentan un nuevo desafío. Conjuntamente, se presupuesta ir transfiriendo las tecnologías generadas y apoyar a los productores locales que quieran sumarse a este desafío de producir los vinos más australes del mundo.
“Tenemos un segundo proyecto, apoyado por FIA, que nace sobre la base del desarrollo iniciado por INIA con el proyecto Keoken. En este, participan dos productores de las comunas de Puerto Ibáñez y Chile Chico. Ellos, sí van a comercializar los vinos de la Patagonia austral, en particular Pinot Noir y Chardonnay, que se encuentran entre las variedades más prometedoras según nuestra investigación”, puntualizó Marisol Reyes.
La investigadora concluye: “Están abiertas todas las posibilidades de comercialización. Nuestra idea era que se comercialice asociado al turismo en esas zonas al principio, pero eso no quita que se venda en Santiago o en otros lados. Las expectativas que se generan con este vino son bastante grandes”.