Con avena, semillas, chía, quínoa. El pasillo de las galletas integrales del supermercado nos ofrece un sinfín de variedades. Pero surgen dudas, ¿son realmente sanas o es simplemente publicidad engañosa?
Según la nutricionista Carolina Pye de www.nutres.cl, una galleta “normal” está elaborada con harina de trigo refinada, azúcar y materia grasa. Si estos ingredientes los encontramos en su versión más saludable, es decir, harina integral, azúcar con sucralosa u otro endulzante no calórico, y aceite vegetal; lo que estaremos consumiendo de por sí ya será más sano para nuestro organismo.
Por lo general, las galletas “integrales” contienen ingredientes con una connotación más saludable. En el caso de las de avena, semillas y quínoa, contienen más fibra y/o mayor cantidad de proteínas, “por lo que si la comparas con galletas con azúcar o en base a harina de trigo refinada, sí son más saludables”, nos explica la nutricionista.
Sin embargo, pese a que estén elaboradas con estos ingredientes, “lo sano” también dependerá de la presencia de otros ingredientes como la cantidad de grasa o sodio que se le agregue. Otro punto importante es la cantidad ingerida, por ejemplo, si elegimos una galleta integral de salvado la porción es de cinco unidades. Ni una más…
Por lo tanto, a la hora comprar galletas debemos tener ciertas consideraciones. “Con la nueva Ley, lo primero es que tenga el menor número de signos “pare” en el front panel. Luego de esto, elegir las que no tienen relleno, buscar la que tenga más fibra total (soluble e insoluble), y menor cantidad de grasas totales”, nos advierte la especialista.
La recomendación siempre es la misma: fijarnos en la etiqueta de aporte nutricional, más que en el slogan o aspecto del producto; de esta manera, nos aseguraremos de elegir lo realmente más saludable, sin confundirnos con tanta publicidad.