Se terminaron las vacaciones y hay que volver a la rutina, el trabajo y las actividades cotidianas. Pero eso no es todo, las mujeres tienen más de que preocuparse. El cabello es claramente una de las partes del cuerpo más afectadas en el verano y por lo mismo es necesario recuperarlo lo antes posible.
Pero lo anterior no es tan fácil. Existen distintos tipos de cabello y cada uno debe tener un cuidado específico según sus características. En Pelle Magazine te queremos ayudar a descubrir cuál es el tuyo para que sea más fácil su proceso de reconstrucción y así sepas mantenerlo en buen estado durante todo el año.
Cabello Graso
Este tipo de cabello se caracteriza porque el cuero cabelludo produce más sebo de lo normal, lo que se puede deber a factores genéticos, hormonales (embarazo, período menstrual y adolescencia), o simplemente porque se cometen errores que hacen más propensa esta situación, como por ejemplo el uso en grandes cantidades de acondicionador.
Utilizar productos con demasiados químicos no es bueno para la piel. Muchos champús son irritantes y pueden afectar el cuero cabelludo estimulando la secreción de las glándulas sebáceas. Para este tipo de cabello el verano es su peor enemigo, ya que se transpira más y el sol está en constante contacto con el cuero cabelludo. A mayor calor mayor es la producción de sebo, lo mismo puede suceder con el uso excesivo de secador, plancha o agua muy caliente.
Evita cepillar tu pelo constantemente, trata de dejar este paso sólo para después de lavarlo para que no multipliques y esparzas la grasa por toda tu melena.
Cabello Seco
Este tipo de cabello es lo contrario al grasoso, ya que no está protegido por la grasa capilar que debiese tener, lo que hace que luzca opaco, pajoso y deshidratado. Para mejorar o disminuir esta situación lo ideal es no lavar seguido y dejar la limpieza para cuando sea necesario para que no elimines la poca grasa que tiene. Cuando lo laves usa productos especiales para cabello seco y aplica agua tibia no caliente.
Las mascarillas hidratantes serán tus mejores aliadas. Trata de utilizarlas por lo menos una vez a la semana masajeando y estimulando la circulación sanguínea que hará que produzcas más grasa capilar.
Cabello fino o delgado
Si tú cabello se enreda fácilmente y tiene poco cuerpo o volumen lo más probable es que sea del tipo fino. Al ser más delgado es más propenso a ser quebradizo y cuesta mantenerlo hidratado.
Para protegerlo evita el secador y deja que se seque solo. Por ningún motivo frotes la toalla en tu cabeza al salir de la ducha. Luego aplica un aceite o crema para peinar para darle forma y humectarlo. Como este cabello es más delicado hay que tratar de otorgarle fuerza con productos especiales para cabello sensible, así se nutrirá y humectará.
Cabello grueso
Este cabello es aquel que puede resistir más agresiones exteriores al poseer una hebra de diámetro mayor que le otorga más proteínas que lo protegen. Tinturas y secador no lo afectarán como al resto de las melenas ya nombradas.
Pero no todo es color de rosa. Este tipo de cabello absorbe mayor humedad que el fino, lo que hace que tenga exceso de frizz y volumen. Lo ideal es que después de lavarlo apliques cremas de peinar para ayudar a darle más peso y bajar la estática.
El cabello grueso tiende a tener una superficie más áspera por lo que es necesario hidratarlo constantemente para que se vea con más vida.