Por Paulina Latrach
Con la entrada al último trimestre del año, el cansancio comienza a pasar la cuenta y son muchas las personas que reiteradamente hablan del agotamiento constante y la necesidad urgente de que lleguen las vacaciones. Es aquí donde comenzamos a utilizar de manera recurrente la palabra estrés, para referirnos al estado en el que nos encontramos.
Según un estudio de Adimark, uno de cada tres chilenos manifiesta vivir agobiado por motivos laborales.Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que más de un millón de chilenos sufre ansiedad y 850 mil tienen depresión.
¿Pero realmente sabemos qué es el estrés? El sicólogo Sergio Espinoza Parra, académico de la escuela de Sicología de Universidad Bernardo O’Higgins, explica que es una parte normal de la vida y que se desarrolla sobre la base de procesos sicofísicos que en su origen son adaptativos, es decir, uno tiende a asociar el estrés como una enfermedad o con una formación sintomática negativa desadaptativa, sin embargo, este nos prepara para enfrentar situaciones adversas.
A juicio del profesional “sin el estrés andaríamos volando bajo” en toda circunstancia y por lo tanto, reduciríamos nuestra posibilidad de responder eficazmente a las exigencias del medio. “El estrés nos prepara para eso, para responder. El problema es cuando los niveles de estrés se disparan a tal grado que se transforma en una enfermedad y adquiere connotaciones clínicas, entonces lo que estaba originalmente para prepararnos para responder nos hace desadaptarnos, incluso a situaciones pequeñas e inofensivas, por ello, más que eliminar el estrés, lo que tenemos que conseguir es ser capaces de focalizarlo, de manejarlo”, explica.
Y agrega que el estrés como efecto positivo puede movernos a la acción, a hacer cosas, pero en lo negativo puede generar sentimientos de temor, tensión, irritabilidad y síntomas somáticos como dolores musculares, de cabeza, de estómago, insomnio, presión arterial elevada.
“Primero debemos reivindicar el estrés en su dimensión natural adaptativa, y en segundo lugar buscar cómo hacer que esto tome ese camino y no el patológico o siquiátrico que puede llegar a ser muy dañino”, explica Espinoza. Para lograr esto, existen una serie de pasos a seguir, que permitirían bajar la presión, los que están relacionados con un factor cognitivo, otro emocional y finalmente el conductual.
1.- Planificar: Sobre todo en esta época del año se torna importante que al enfrentar una tarea muy exigente, dispongamos de una planificación global; el estrés tiene que ver con una dimensión temporal de querer hacerlo todo al mismo tiempo, pequeñas tareas chicas que no alcanzas a terminar. Para el especialista de la UBO lo primero que se requiere es planificarnos desde el punto de vista cognitivo, una planificación que incluya tareas específicas pero a la luz de una visión que le da sentido a esas tareas. El plan nos permite tener una visión de los objetivos que tiene cada una de nuestras acciones, coordina y da sentido a nuestras tareas y las tareas a su vez están relacionadas entre sí, no hay ninguna que aporte sola.
2.- Concentrarse en una tarea: Una cosa a la vez, no querer hacer todo al mismo tiempo, así se avanza más. La idea del manejo del estrés es tener un plan que englobe las distintas tareas, segundo ir de una cosa por vez y tercero enfrentar las tareas desde una manera positiva desde el punto de vista emocional.
3.- Ser positivo: Yo me contacto con la parte positiva de las personas.El trabajo en equipo, genero vínculos de confianza, innovo, a ello se suma tener disposición amable con las personas, ser una buena persona también aliviana el estrés. Que yo me predisponga a estar bien, a no pelearme tener disposición de ayuda.
4.- Practicar el intra-emprendimiento: Otro punto importante es que todo lo anterior se aborda de mejor manera cuando uno tiene metas personales. Cuando yo tengo metas personales, al mismo tiempo estoy trabajando para mí, explica el profesional, es lo que se llama intra-emprendimiento, es decir, soy un emprendedor dentro de mi empresa, y eso lo tomo como algo que es para mí también. El fruto de mi trabajo es mío. Tener la sensación de que todo lo que hace es una inversión para otros es un desgaste. No importa el puesto que estés en el organigrama si uno opera con esta lógica siempre estará en un lugar prominente, y en ese espacio generará un efecto positivo de cambio. El sicólogo Sergio Espinoza recalca que llevar esto a la práctica en el día a día ayuda a evitar el estrés como enfermedad y permitirá además, terminar de mejor manera lo que queda del año.
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