La creciente disposición de las mujeres a ejercitarse las ha hecho conscientes de que tener un busto muy grande les dificulta para realizar actividad física y, si sumamos que la imagen idealizada de una mujer en forma, claramente ya no es la de una con pechos muy grandes, nos damos cuenta de los cambios respecto al aspecto físico que han ocurrido en los últimos años.
Innumerables son las mujeres que revolucionaron la moda al mostrar en portadas de revistas y programas de televisión un busto exuberante. Ejemplos no faltan, celebridades como Victoria Beckham y Pamela Anderson, llamaron la atención hace algunos años por ostentar un torso sumamente desproporcionado respecto al resto de su anatomía.
De esta manera, ese concepto de belleza tomaba gran fuerza entre la población femenina mundial, despertando el interés de muchas por llegar al quirófano para aumentar su delantera. De hecho, la mamoplastía de aumento, más conocida como cirugía de implantes mamarios, se convirtió en una de las cirugías plásticas más frecuentes entre las mujeres: sólo en 2014 se realizaron en EE.UU. más de 1 millón de dichos procedimientos.
Sin embargo, cada vez es más frecuente que mujeres operadas hace 4, 5 o más años, ahora estén recurriendo nuevamente a una intervención, pero, esta vez, para reducir sus implantes o derechamente retirarlos, dejando atrás esas voluptuosas figuras que marcaron la primera década del nuevo milenio.
Según explica el cirujano plástico Roberto Prado, de Centro Médico El Golf, “si bien todavía no podemos hablar de que se trate de la cirugía más solicitada entre las chilenas, ciertamente es un fenómeno en ascenso”.
Y esta tendencia no es sólo nacional, la marca Victoria Secret acaba de anunciar que abandona el push up argumentando que: “ahora la moda es no llevar relleno”. La marca quiere acercarse cada vez más a la mujer real y ofrecer lencería más cómoda. Con este cambio, la firma de lencería da un giro importante en su estrategia con la imagen de modelos con pechos más naturales.
Para el doctor Prado, las razones detrás de esta conducta son multifactoriales, pero las principales son darse cuenta de que el uso de implantes puede ser un problema a futuro, tanto de salud, económico y emocional, al no ser eternos y tener que ser reemplazados, a diferencia de lo que muchas veces aseguran los fabricantes. “Es muy probable que requieran una o varias cirugías en el futuro, ya sea para cambiar implantes rotos, hasta 25% en los primeros 10 años, o encapsulados, con un cerca de 18% de los casos a 10 años de la intervención”. Lo que nos deja la pregunta, ¿Nos estaremos simplificando también las chilenas?