Por más de 80 años la empresa ha sido la encargada de traer a nuestro país las telas más finas del mundo. Hoy apunta a expandir su mercado a través de la confección de finos trajes.
Cuando hablamos de CastroDonoso muchos visualizan el Santiago de 1935. Época en que la empresa chilena se dedicaba a importar las telas más finas del mundo para así proveer al mercado nacional.
Para ese entonces el traje era considerado en todo el orbe como sinónimo de elegancia y vanguardia. En el viejo continente los hombres de la época debían viajar a la ciudad y en algunos casos a otros países para adquirir uno. Los sastres tomaban las medidas del cliente: largo de los brazos y piernas, ancho de la cintura y el pecho, para así poder confeccionar los trajes más finos de la época.
En nuestro país CastroDonoso nace como una respuesta ante aquella necesidad de proveer telas de calidad, y así fue por más de 80 años. Sin embargo, en 2014 la firma tuvo un giro, convirtiéndose no solo en importador de la materia prima, sino también abrió sus directrices para ofrecer un servicio de confección y sastrería de primer nivel. Así fue como el local ubicado en la calle Moneda hoy suma una nueva sucursal en pleno barrio el Golf.
Actualmente, la empresa está a cargo de José Miguel Castro, quien expandió el negocio a la confección de chaquetas, pantalones prêt à porter, trajes y sastrería a la medida de la mano de telas exclusivas tales como Ermenegildo Zegna, Scabal, Cerruti, Loropiana, Dormeuil, Bower & Roebuck, entre otros.
En una entrevista al diario online de Economía y Negocios, Castro explicó que así como «los clientes cambian, los negocios también cambian». Hoy la tienda ofrece un catálogo de telas de diversos colores y texturas con las que sus clientes pueden elegir sus prendas para aquella reunión importante o celebración especial.
Y pese a las altas temperaturas de esta época del año, muchos continúan luciendo sus trajes. El secreto radica en el material con el que se confeccionan, telas ligeras de lana virgen o cachemir, entre otros, que mantienen la misma prestancia que un traje de otras estaciones.
Un traje o una chaqueta hecha a la medida es sin duda toda una experiencia, por lo que la elección de la tela, el talle y el color deben ir acorde a las características personales de cada cliente, ya que más tarde esto se traducirá en el confort absoluto de quién lo ocupe.