Si existe algún aspecto positivo que la cuarentena por el Covid haya dejado, es el hecho de haber incentivado a muchas personas a adquirir, aprender y en muchos casos continuar con pasatiempos y proyectos, que, por la razón que fuese, no habían tenido la posibilidad de enfocarse en ello.
Álvaro Baeza de 34 años es una de esas personas; cuando partió la cuarentena y se encontró encerrado entre cuatro paredes, sus antiguas ideas volvieron, entre ellas una que había considerado hace 3 años atrás: intervenir prendas con su técnica artística.
“Comencé con la chaqueta de mezclilla de mi pareja, se la pedí prestada para intervenirla con pintura, y luego de lograr convencerla, la pinté con un diseño propio. Tuvo buen recibimiento, me sentí cómodo y con ganas de más. Luego seguí pintando otras prendas a familiares y cercanos, y así a más gente”.
Hijo de fotógrafo y arquitecto de profesión, Álvaro toda su vida ha estado ligado al mundo del arte. Luego de terminar su carrera, vivió en Canadá dos años para luego regresar y dedicarse al negocio inmobiliario por otros seis, donde finalmente en julio de 2020 deja los negocios para dedicarse 100% al arte.
“Intervenidas y pintadas a mano ha realizado diferentes obras y exposiciones”.
“Anteriormente realicé diferentes obras y exposiciones, pero ahora me centro en “33 JACKETS”, nombre del proyecto de chaquetas y ropa reciclada, intervenidas y pintadas a mano”.
En cuanto a su dominio con el pincel, nos explica que ha desarrollado su habilidad para pintar desde temprana edad.
“Desde chico pinté con diferentes tipos de pintura, pero fue el esmalte sintético, material de construcción en base al aceite, el que me dio una soltura en su caída al lienzo y que tuve que cambiar absolutamente para pintar ropa. Tuve que ir aprendiendo cómo respondía la tela a la pintura en todas sus variantes. Hoy me siento preparado para salir a público y ofrecer mi trabajo”.
Álvaro nos cuenta que el proceso para confeccionar sus obras es diferente con cada prenda, “cada una tiene un mundo de preparación”, el que se identifica con cada uno de sus clientes. Hay chaquetas que le toman 6 horas y otras incluso 25.
“Por ahora tengo Instagram (@33alart) para mostrar mi trabajo y para recibir posibles clientes. Por este medio coordinan conmigo una videollamada, me muestran la prenda que quisieran darle nuevo uso, hablamos del diseño, colores, y a pintar”.
No obstante, los diseños que plasma en las vestimentas van mucho más allá de ser “bonitos” o estar ligados a una sola temática.
“Siempre me ha gustado jugar con las líneas, manchas, colores, y más para expresar una idea o un sentimiento. A veces son diseños pensados durante años, otros son más rápidos y espontáneos. Me encantan todos los estilos y épocas; basado en un expresionismo alemán o fauvismo francés, super caracterizado por colores provocativos, mi sensación era encontrar un arte más personal e intuitivo, donde predomine la visión interior del artista, la “expresión”, diferente a la plasmación de la realidad; la “impresión”.
Influenciado por el Estilo Moderno “cincuentero” de la escuela de arquitectura donde estudió, comenzó a formar su ojo al observar, y su sensación al crear. Expresionismo Abstracto, con su principal referente, el artista Jackson Pollock, pasaría a ser su estilo favorito.
“El centro de interés, cada vez que hago una obra de arte, es el gesto o movimiento de pintar. En el mundo se le conoce como ‘Action Painting’, y me encanta. Es el acto de pintar algo espontáneo, plasmar mi estado físico y psíquico. Cada vez que pinto, paso por un laboratorio de emociones, ya que para mí el arte constituye una vía alternativa para explorar estados mentales complejos”.
Álvaro es más de pensar en no sólo comprar lo comercial, sino también valorar lo que tenemos hoy. Reciclar lo ya usado, para de esta forma darle nueva vida.
“Hoy en día necesitamos vivencias que nos saquen de lo cotidiano. Les ofrezco vivir una pequeña experiencia, customizar alguna prenda de ropa que tengan y darle nueva vida, transformándola en una pieza única.”
Instagram: @33alart
Correo: 33alart@gmail.com
Por Vicente Iriarte